Vanessa Bell: la pintora de la casa
- koraarteentrometid
- 2 oct 2020
- 3 Min. de lectura
Desde un principio, este blog se planteó para dar a descubrir artistas y hechos de todos los ámbitos posibles. Sin embargo, puede que muchos ya conozcáis a la pintora de la que vamos a hablar.

Su nombre es Vanessa Bell, Stephen de soltera, pero para facilitaros las cosas, hay que decir que fue la hermana de la gran escritora del s. XX, Virginia Woolf. Ambas participaron en el Grupo Bloomsbury junto a muchos otros intelectuales y artistas. Las dos hermanas recibieron una educación en casa bastante limitada en comparación a la de sus hermanos varones, quienes pudieron acudir a la universidad. Sin embargo, esto no frenó a las jóvenes a cultivarse. Mientras Virginia se acercó a la literatura, Vanessa escogió la pintura. Antes que ella, su madre ya se había introducido en el mundo pictórico con el grupo de los Prerrafaelitas, para los que fue modelo en alguna ocasión.

Aunque las primeras obras de Vanessa sean bastantes tradicionales, hay que tener en cuenta el contexto en el que se realizan. La época victoriana fue muy larga y caracterizada por la conservación de una moral y comportamiento inglés casi inmutable. De esta manera, la Vanguardia que se estaba llevando a cabo en el continente tardaría un tiempo en llegar a la isla de Gran Bretaña.
La primera exposición post-impresionista en Inglaterra se realizó entre 1910 y 1911. Sin embargo, fueron más influyentes las dos posteriores. La llamada “segunda exposición post-impresionista” se realizó en 1912. Un año después se realizó una segunda muestra (considerándose ésta la tercera). Estas exhibiciones fueron llevadas a cabo por el grupo Bloomsbury. Vanessa Bell diseñó, junto con Roger Fry, la portada del catálogo. Aquí podemos ver una influencia de Kitchner y su empleo de la xilografía, aunque en este caso no se emplea la misma téctica. Además, una de las obras de Bell estuvo expuesta en esta segunda muestra.

Aún así, el hecho más importante es lo que vio en esas salas. Entre las obras destacan las de Cézanne, Marchand, Vlaminick, Picasso y, quien más la influyó, Matisse. De hecho, en su cuadro “Habitación de la segunda exposición post-impresionista” (1912) puede identificarse la pintura “El lujo II” del pintor francés.
A partir de 1913 empieza a realizar obras más coloridas, con unos límites muy definidos y una pincelada suelta propia del momento. Si bien el uso de colores no es tan llamativo, si se ve la división de trazos. A falta de un estilo determinado, variará entre fauvismo y cubismo, llegando incluso a la abstracción.
Pese a su gran visión de la modernidad y su buen manejo del lenguaje pictórico, deja mucho que desear a la hora de evolucionar con las corrientes más modernas. Si bien su obra no vuelve a ser tan clásica como en los inicios, no pasará del empleo de la abstracción de las formas propias de las vanguardias previas a la Segunda Guerra Mundial. Mientras Europa cambia de forma radical, ella continúa con las técnicas de Matisse o Gauguin.
Durante la Primera Guerra Mundial, la familia de Vanessa Bell se trasladó a una granja de Charleston(Sussex). Allí, ella y Duncan Grant decoraron las paredes y los muebles de la casa con motivos geométricos y flores que recuerdan a la antigüedad. De aquí saldrán los diseños para Omega Workshop, codirigida por Bell, Grant y Fry.
Esta casa fue un lugar de reunión para el grupo de intelectuales, sobre todo en el periodo de entreguerras. Hoy en día se encuentra abierto al público gracias a la donación de la hija de Vanessa, Angelica Garnett, y es considerado el museo que ejemplifica la forma de vida del grupo.
Vanessa Bell vivió sus últimos años en esa casa sin dejar de pintar. El autorretrato que encabeza este post lo realizó en 1960, un año antes de su fallecimiento.
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